¿Cómo atendió el sector de moda la emergencia del COVID-19? Dos casos.
21/04/2020Ante el panorama de incertidumbre por la pandemia del nuevo coronavirus COVID-19, en las últimas semanas las operaciones comerciales en sectores considerados “no esenciales” tuvieron grandes retrocesos. Y en el caso de la industria de ropa deportiva, el riesgo de “pasar de moda” y sufrir un colapso aún mayor está latente.
No obstante, de un tiempo a la fecha las marcas más innovadoras están haciendo ajustes a sus modelos de negocio, a fin de eficientar y maximizar sus procesos de manufactura, distribución y venta.
En este artículo revisamos lo que compañías como Nike y Lululemon están haciendo para adaptarse a los patrones de demanda y consumo actuales, así como algunas tácticas de gestión de cadenas de suministro y renta de naves industriales.
Nike: modelando la demanda
La empresa de moda deportiva por idiosincrasia, y que durante toda su historia se ha caracterizado por sentar las bases en cuanto a imagen, publicidad y presencia de mercado, Nike está decidida a mantener su supremacía global.
Por ello, y pese a cierres temporales de tiendas y centros de distribución para cumplir con los lineamientos de distanciamiento social ordenados por las autoridades, directivos de la compañía afirmaron ante analistas que cuentan con liquidez suficiente para seguir pagando a sus empleados y retomar operaciones normales en cuanto se recuperen los niveles de consumo.
Esto debido a que lleva varios años trabajando en su programa de detección digital de la demanda (digital demand sensing). Se trata de un sistema de analítica avanzada que incorpora datos globales de órdenes, inventarios y ventas para alimentar sus departamentos de desarrollo de producto, fabricación y distribución.
Con esto, Nike busca afinar sus cadenas de suministro para responder rápidamente a las necesidades de sus clientes, así como “modelar” su oferta al ritmo de los pedidos en sus canales de venta (tiendas o comercio electrónico).
Esta estrategia actualmente es la base de su playbook de respuesta al COVID-19, con acciones como:
- Optimización diaria de la oferta y la demanda global. A través de su sistema digital demand sensing.
- Visibilidad “total” de inventarios. Rastreo de todos sus productos (vestido y zapatos) con etiquetas de radiofrecuencia (RFID).
"A corto plazo, nuestros indicadores de éxito se medirán conforme a la cantidad de inventario disponible frente al ritmo de la demanda digital, la reapertura de tiendas y los patrones de tráfico", afirmó Andy Campion, director de finanzas de Nike.
Lululemon: flexibilidad programada
Como marca que está compitiendo directamente con Nike y Adidas en el segmento de alta gama, la canadiense Lululemon activó una respuesta similar para sortear la pandemia, especialmente en lo que a manejo de inventarios se refiere.
Así, las inversiones que realizó previamente en tecnología RFID le permite hoy rastrear y acceder a sus productos en su red global de tiendas y centros de distribución, a fin de ajustarse a la demanda, principalmente de pedidos en línea.
Otras acciones complementarias fueron:
- Flexibilidad en cadena de suministros. Lululemon tiene acuerdos directos con sus proveedores y fabricantes para reducir o aumentar sus pedidos, al menos para las temporadas de otoño e invierno de 2020.
- Mayor catálogo atemporal. Un alto porcentaje de sus productos tienen estilos con colores básicos, por lo que duran más tiempo en rotación que otras marcas dependientes de las tendencias de temporada.
- Reconversión de tiendas en centros de última milla. Ante los cierres de comercios no esenciales, y dada su capacidad de rastreo de inventarios, la compañía está haciendo entregas de comercio electrónico a través de su red de tiendas, que se ubica a menos de 20 minutos del 70% de la población en Estados Unidos.
Ambos casos nos enseñan que la tecnología, pero sobre todo la optimización de las cadenas de suministro, son determinantes para la resiliencia de cualquier industria.
Así, tanto las compañías que rentan espacios como las que son dueñas de almacenes y centros de distribución propios, saben que una ubicación estratégica y una infraestructura óptima y flexible pueden ayudarles a mejorar su visibilidad de inventarios, a fin de responder rápidamente a las fluctuaciones de la demanda.
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