12/10/2021
Pese a que la guerra de aranceles entre Estados Unidos y China continúa, las compañías multinacionales no han desinvertido su posición del gigante asiático y la repatriación de la producción (reshoring) hacia territorio estadounidense no ha resultado como se esperaba, señaló un estudio retomado por el diario South China Morning Post.
Los investigadores estadounidenses a cargo del análisis destacaron que, paradójicamente, los negocios entre ambos países siguen “profundamente integrados” de modo que en 2020 la inversión extranjera hacia China alcanzó la cifra récord de 144 mil millones de dólares.
¿Qué significa esto para el mercado de inmobiliario industrial en países como México, que los inversionistas consideran una opción factible para diversificar las cadenas de suministro y hacerlas menos dependientes de una potencia manufacturera offshore como China? Sigue leyendo para conocer el panorama.
Multinacionales resisten aranceles altos
Tomado como referencia datos de 2018, año en el que el entonces presidente Donald Trump implementó su política comercial contra la nación que gobierna Xi Jinping, los investigadores afirmaron que, del aumento en el cierre de subsidiarias estadounidenses en China, menos del 1% tuvo como causa la guerra arancelaria.
Esto sugiere que las empresas estadounidenses y de países aliados no tomaron bando en el conflicto, sino que su salida más bien estuvo determinada por un “equilibrio entre mayores riesgos políticos, frente a la disponibilidad de recursos institucionales y a nivel de empresa para mitigar estos riesgos".
Aunado a ello, las compañías de EUA no han presionado contra los aranceles de su gobierno como Pekín esperaba. Según la investigación, de las 500 multinacionales con filiales en China, un 63% se vio afectado negativamente por la guerra comercial, pero sólo el 22% expresó su oposición y 7% decidió desinvertir.
“El grado de desacoplamiento –medido por la inversión extranjera directa– ha sido mayor en la mente de políticos y expertos que en la realidad de las empresas en China", advirtieron los analistas.
En suma, el hallazgo principal del estudio es que las grandes multinacionales aún están dispuestas a sortear las incertidumbres y riesgos en Asia, mientras que las pequeñas empresas, las que apenas incursionan en la región del sureste asiático y las que importan insumos de proveedores offshore fueron las más afectadas por aranceles altos.
Oportunidades para el nearshoring en México
Esta información llega en medio de una revisión profunda de la política con China que está haciendo el gobierno de Joe Biden, con miras a fortalecer la posición de Washington en las negociaciones comerciales con el dragón asiático.
En ese contexto, el mandatario no cambió la dinámica de su predecesor y dio continuidad al llamado “Acuerdo Comercial Fase 1” de enero de 2020 que, aunque trajo una reducción progresiva de los aranceles impuestos por Trump, según los analistas no ha logrado resolver los problemas de fondo entre las potencias (como las acusaciones de competencia desleal y robo de propiedad intelectual que pesan sobre China).
Y de acuerdo con la representante comercial estadounidense Katherine Tai, pese a que China no ha cumplido con su parte del acuerdo (ejerciendo apenas un 69% del total de importaciones a las que se comprometió en 2020 y 2021), EUA y sus aliados seguirán presionando a la potencia asiática a “tomar medidas con firmeza… sin exacerbar las tensiones comerciales”.
Por su parte, el nearshoring en México (relocalización de la producción a un país cercano al mercado de consumo) ofrece varias ventajas para conseguir atraer inversiones de empresas de EUA que ahora están en China, pero que buscan reducir su exposición al riesgo ante un posible endurecimiento de las relaciones comerciales entre ambos países.
En palabras de Luis Miguel González, director editorial de El Economista, estas son:
- El Tratado Comercial con Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
- Bajos costos laborales y abundancia de talento.
- Un sólido marco de protección de derechos de propiedad intelectual.
- Infraestructura industrial y de servicios adecuada, y,
- Capacidad probada de funcionamiento en condiciones complicadas, tal y como quedó demostrado en los meses más duros de la pandemia.
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