¿Realmente saldrá China de la cadena de suministro global?

"La formación y el desarrollo de las cadenas industriales y de suministro mundiales están determinados por las fuerzas del mercado y las elecciones de las empresas… como tal, es poco realista e insensato tratar de cortarlas o incluso proclamar teorías de 'cambio' o 'desacoplamiento', ya que van en contra de las leyes de la economía".

En marzo de 2020, Bloomberg atribuyó estas palabras a Geng Shuang, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de China. Aunque esta es una fuente oficial, se suma al coro de especialistas y analistas que no están tan seguros de que el dragón asiático ceda su lugar como la "fabrica del mundo" cuando pase la crisis sanitaria del COVID-19. A continuación revisamos los argumentos.

Dificultades para el reemplazo

En abril pasado, Phil Hogan, comisionado de Comercio de la Unión Europea, dijo a la prensa internacional que el bloque está buscando reducir su dependencia china. Estas declaraciones siguieron al anuncio de Japón de un paquete de estímulos por 2 mil 200 millones de dólares dirigido a empresas globales que quisieran reubicarse.

Adicionalmente, Larry Kudlow, director del National Economic Council de los Estados Unidos –y considerado el principal asesor económico del presidente Trump–, declaró en su momento que su país debería subsidiar al 100% los costos asociados con el reshoring (repatriación de la producción) desde China.

Pese a este llamado de parte de 3 de las economías más poderosas del mundo, los expertos no están tan seguros de que vaya a funcionar:

"La retórica se encuentra con la realidad, que es que muchas empresas tienen cadenas de suministro establecidas por razones muy sensatas…”, señala Deborah Elms del Asian Trade Center.

Entre estos factores están:

• Economías de escala. La producción manufacturera anual china es tan grande que “incluso un grupo de países tendría dificultades para absorber una fracción", explica Anwita Basu, jefa de Investigación de Riesgo País en Asia para Fitch Solutions.
• Bajo flujo de efectivo. Analistas de Morgan Stanley apuntan que las compañías actualmente no cuentan con suficientes fondos de capital para invertir en expandir o reestructurar sus cadenas de suministro.
• Escasez de fuentes de materia prima y mano de obra calificada. Fabricantes de tecnología y electrónica de consumo, entre otros sectores, no cuentan con sitios alternos donde puedan encontrar la cantidad de insumos y trabajadores especializados para cubrir sus metas de producción.

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Países emergentes: oportunidad al alcance

A pesar de todo lo que se habla de dependencia de China, la pandemia de COVID-19 demostró que los países pueden adaptarse rápidamente a satisfacer la necesidad de insumos críticos como equipos de protección personal.

Por ejemplo, Vietnam aceleró la producción de mascarillas faciales –exportando más de 415 millones de unidades en cuatro meses–, mientras en EU y México las principales armadoras de automóviles reconfiguraron sus plantas para fabricar válvulas, sensores y hasta ventiladores médicos completos.

Asimismo, Elms ha visto un aumento de empresas que buscan asesoramiento sobre reorganización para aumentar su competitividad, aunado a lo que venía ocurriendo desde 2018 cuando empezó la guerra comercial EU-China.

Por todo lo anterior, aquellos negocios que busquen reubicar su producción deberán considerar los costos asociados al establecimiento de nuevas redes de proveeduría de sus materiales y componentes principales, así como gastos adicionales por posibles interrupciones en las fuentes chinas de suministro. 

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Así, los expertos prevén que las trasnacionales continúen con una estrategia “China +1” en la cual, el gigante asiático seguirá siendo el principal proveedor en lo inmediato, y se diversificarán las capacidades globales a países emergentes como India, Vietnam, Mexico y Taiwán a largo plazo.

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